Coach personal en procesos de separación
Rupturas
En un proceso de separación, un divorcio o desengaño amoroso, nuestro castillo de naipes se desmonta de un plumazo.
Toca situarte, reencontrarte, recolocar sentimientos, emociones y rutinas que se han perdido en un pequeño instante. Toca rehacer tu vida.
El sentimiento que predomina en estas situaciones, dejando de lado la ira o la rabia que puedas sentir, dependiendo de la manera en la que se ha roto, suele ser la pena.
Realmente esa pena viene dada porque el patrón con el que te sientes identificada y las creencias que llevas tan arraigadas, se han roto.
Esas creencias vienen impuestas por una sociedad que, desde bien pequeñitos, nos enseña a seguir unas pautas: nacer, crecer, reproducirse y morir. Y cuando uno de estos pasos se corta o interrumpe, nos sentimos perdidos, vacíos y sin rumbo alguno. Tenemos el puzle roto, nos faltan piezas o ya no nos encajan.
Es normal sentir esa pena y tenemos que permitirnos sentirla.
Mi experiencia
El proceso de separación lo he pasado dos veces en mi vida y ambas rupturas fueron durísimas. En la primera, las faltas de respeto, el maltrato psicológico y el desprecio, fueron la tónica habitual, aunque yo ni siquiera lo veía. Cuando fui consciente de lo que me estaba pasando, saqué fuerzas, no sé de dónde, y desaparecí. Me hundí, me costó mucho rehacerme, volver a ser yo misma y empezar a construir mi vida desde cero. Pero lo hice.
En la segunda separación, después de trece años con esa persona, una hija en común y todavía muy enamorada del que era mi marido, tuve que aceptar que se había enamorado de otra persona y caí en una profunda depresión, de la cual casi no salgo.
En ambos casos sufrí las consecuencias del poco respeto que me tenía a mí misma, del hecho de complacer siempre a los demás, de abandonarme como mujer y como persona, y de dejar las decisiones que debía haber tomado yo, en manos de mis parejas.
Me hundí en la angustia por el simple hecho de estar sola, y en la pena de haberme equivocado al elegir a los que yo pensaba eran «el hombre de mi vida». Si quieres saber un poco más de mi vida ves al apartado SOBRE MÍ.
Cómo te puedo ayudar
Después de esas dos experiencias, de estar nueve años sola y de adentrarme en el mundo del desarrollo personal, las terapias y la psicología positiva, le he dado la vuelta a mi historia y por ello estoy aquí ahora.
Desde mi experiencia y con la formación que he realizado, sé que es difícil o muy complicado llegar a salir de ese agujero sin ayuda. Y también sé lo que puedes estar sintiendo en este momento. Es un camino duro pero si se hace en compañía, el camino es bastante más agradable y se puede conseguir dar la vuelta a la pena y convertirla en aprendizaje.
Si te sientes sola, si no sabes con quien hablar porque te da vergüenza, o simplemente no quieres preocupar a nadie (ese fue mi caso), contacta conmigo para que te ayude a transitar ese camino que ahora ves lleno de sombras y empecemos a dar luz a tu vida. Te aseguro que siempre hay una salida, una nueva oportunidad, aunque ahora no la veas.
Yo le llamo el despertar del alma.
Para ello te ayudaré a:
- Averiguar tus principales valores.
- Reconectar contigo.
- Descubrir que creencias limitantes te estan frenando.
- Potenciar las fortalezas que ya tienes aunque no las sepas.
- Aprender a poner limites y asi reforzar tu autoestima.
- Disfrutar tanto del proceso como del resultado.
- Alcanzar el objetivo marcado.
Cada persona es única y cada proceso es diferente. Me adaptaré a tu ritmo y respetaré tus tiempos. No todo el mundo está preparado en el mismo momento para hacer un cambio.
¿Te animas? Si es así, en el botón que encontrarás aquí debajo puedes pedir una primera sesión de valoración conmigo para conocernos, valorar tu caso y ver cómo te puedo ayudar. Te aseguro que cualquier proceso llevado en compañía es más fácil porque te sientes apoyada, respaldada, escuchada y arropada.
Si prefieres explicarme por mail lo que te ocurre porque te sientes más cómoda, en la página CONTACTO puedes hacerlo libremente y te contestaré lo antes posible.
Un abrazo inmenso.